JUAN VILAPLANA SOUSA

ADMINISTRADOR DEL MARQUES DE DOS AGUAS EN ONIL
NACIO EN 1850 EN ONIL.
DESDE 1887 HASTA 1909 FUE ALCALDE Y CONCEJAL EN VARIAS LEGISLATURAS.
1908 DEJA EL CARGO DE ADMINISTRADOR DEL MARQUES.

jueves, 1 de febrero de 2018

Sorbos de pequeños momentos


Foto aproximadamente del 1923.


Según estadísticas del año 1910. El número total de edificios y albergues del termino de Onil ascendía a 864, de las cuales 79 eran de un piso, 352 de dos y 417 de tres o más y 16 clasificados simplemente de albergues. En Onil pueblo, había 708 edificios. Les casetes, caserío, a 60 metros del casco urbano con 14 edificios, Les Eres, caserío a 300 metros, con 18 edificios y 2 albergues.
Con arreglo al censo de este 1910, Onil contaba con 2900 habitantes. Las mejores calles eran Cervantes, Mayor, Portal, Menora, Arrabal, Marques de dos Aguas (hoy Constitución), todas tenían su inicio o final en una plaza, destacando, la Mayor, Iglesia, la Fuente, San Vicente y la Malva.

Algunas calles han sido significativas por continuos cambios de nombre que le han dado los ciudadanos. En el caso de calle Nostre Senyor Robat, llamada c/ Faustino, pero las gentes de Onil las conocen tradicionalmente, la costera de l´Estanc, Carrer del Casino, La costera del Xorro,  carrer de Alejandro Felip, persona muy conocida en Onil que vivía en la primera casa de esta calle, era el padre de Alejandro el de la Fonda conocido como Felip y de Ángel, el senyoret, al que se recuerda en la Fiesta de Santa Ana, en infinidad de veces, como campeón de barra.
La calle Barberan y Collar es la que mayor trasformación ha lo largo de los últimos treinta últimos años del pasado siglo, desapareció en lavadero municipal, la basa de la Vila, embalse comunal del Remanso, que regaba la huertas inmediatas de Onil. Al lado de la balsa, la Caseta del Motor, que se utilizaba para elevar el agua al deposito, ubicado en parte alta  de la calle del Mar. A continuación la Casa de la Maquina, masía de dentro de la población, con gran patio interior, justo al lado había una bodega donde se guardaba y criaba vino, su propietario, Eleuterio, una persona muy popular.
El último edificio de este lado de la calle era el Molino de Harina del tío Toni Xulla, conservaba en su lado exterior de la vivienda un abrevadero donde calmaban su sed ganadería, caballos y mulas, justo en frente el taller de bicicletas y taxi de El Saco. El resto de la calle la ocupaba la fabrica de Don José Merin, justo con la vivienda y farmacia del mismo dueño.
El taller de Cordón- Goma del Tío Cayo, que lindaba con el patio de la Fábrica de Merín, siendo junto al lavadero la entrada a esta calle por la parte sur, que hoy tiene fisonomía completamente diferente.
La primera parte del siglo XX dio paso a una transformación en nuestras tareas, de una vida forjada de tradiciones que habían desarrollado una cultura propia, se pasó a nuestra revolución industrial y atrás quedan los artesanos de alpargatas, el arriero, el droguero, que pasaba largas semanas fuera de casas, vendiendo sus mercancías, las modistas confeccionando ropa de señora y caballero que en aquellos tiempos se realizaban a medida, los pastores con sus rebaños buscando pastos en cañadas y asegadores, el herrero forjando aperos para la labranza de gran utilidad y que formó parte del trabajo cotidiano de parte de los habitantes de Onil hasta mediados del siglo XX.

Foto del año 1925 aproximadamente

Las masías tenían un factor principal en la vida del pueblo, el labrador debía ser rutinario en su trabajo y costumbres, la siega, la trilla, podar, la vendimia, pisar la uva, etc. Debían de conocer los aspectos meteorológicos y no basados en las nuevas tendencias, sino en las trasmisiones de padres a hijos como el funcionamiento de las cabañuelas de principios de agosto y los cambios de humedad, vientos de esos días  o el calendario zaragozano con varita muy practico incluso en la actualidad. La matanza de cerdos en las masías aseguraba, una buena despensa y requería la colaboración de toda la familia.
Llegó el cambio, la fabricación de muñecas ya entrado el siglo XX había que construir un futuro inmediato la base de la economía de los pobladores. Esta nueva forma de  trabajo  cambió la vida cotidiana de los habitantes de Onil. A medio día las mujeres cogidas del brazo saliendo de la fábrica paso a ser una estampa habitual. Los viernes en la Plaza Mayor era parada obligatoria en los tradicionales puestos, hortalizas dels Mochos, els melons dels Sagenyo, y la salaura de Román d´Ibi, la merecería de Manolo de Albatera etc; llenaban la plaza en lo que era una fiesta los viernes, y junto con las ferias, instituciones de la sociedad de Onil con cambios profundos pero con arraigo tradicionales.
En el cine, integrado en la vida de Onil, en el desaparecido Teatro Cervantes, la pizarra negra con letras blancas y amarillas de la tiza anunciando la película de la semana, junto con los folletos de mano que algunos coleccionaban, comenzaron a ser fororos del cine. Apostados junto al Cervantes proliferaban los carritos de frutos secos i helados, chambit y polos en el verano.
No podemos olvidar al fotógrafo local Ángel Juan Calvo, Quitranera, y a los ambulantes que venían en fiestas plasman ando las fotografías en blanco y negro, todo ellos nos han dejado un legado cultural y colectivo, una imagen de lo que eran nuestras fiestas y tradiciones en la primera mitad del siglo XX que nos ha servido para trasmitir a las futuras generaciones, no solo de voz o escrito, sino a traves de imágenes, los grandes cambios de la época.
PD. Escrito del libro de fiestas del 2012 por Paco Mira- Jesús Gil.